21 de Septiembre 2014
Cuando venimos a Cristo y nos entregamos a Él dejamos de ser esclavos del pecado, es en ese momento que somos transformados en nuevas criaturas, donde las cosas viejas pasaron, se quedaron atrás; he aquí, todo en nosotros es nuevo, y todo procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos da el ministerio de la reconciliación; a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones. Y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. Por tanto, ahora somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios! Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El. 2Cor 5:17-21 Ahora somos Hijos de Dios, coherederos con Cristo, llamados a ser santos, hermoso a los ojos de Dios, especiales, amados por El, y eso no es cualquier cosa. Y por cuanto somos Hijos, Dios envió a su Espíritu Santo, el mismo que resucitó a Cristo de los muertos a vivir en nosotros. Rom 8:11,17 Dios quien comienza su obra en nosotros prometió llevarla hasta la perfección. Fil 1:6 Ahora hay cosas que nos corresponde hacer a nosotros y son las cosas que El nos pide que hagamos. El Señor nos pide que no nos dejemos moldear por el mundo, pero que renovemos nuestra mente. Es decir, la manera vieja de pensar y reaccionar ante las diferentes situaciones de la vida, la cual comenzará a cambiar en la medida que transformemos nuestra mente con la lectura diaria de la Palabra de Dios. Rom 12: 1-2, Efe 4:22-23 que en cuanto a nuestra anterior manera de vivir, nos despojemos del viejo hombre, que se corrompe según deseos engañosos de nuestra antigua naturaleza pecadora, y que seamos renovados en el espíritu de nuestra mente.
Lo que tenemos que saber es que Cristo ya venció al pecado, y es solo Él en nosotros quién ya nos liberó y nos da poder para dominar la naturaleza pecaminosa del hombre.
Jn 8:34-36 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo: Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el Hijo sí permanece para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
¿Lo ves? Cuando venimos a Jesús, Él nos hace verdaderamente libres. El problema de muchos Cristianos es que creen que son ellos los que tienen que dominar el pecado y por eso por más que tratan no pueden. Ahora es diferente cuando te das cuenta de que ya Cristo venció al pecado y te ha dado el poder para vencerlo.
Heb 10:14-22 Porque (Jesús) con una sola ofrenda HIZO PERFECTOS PARA SIEMPRE A LOS SANTIFICADOS. 15 Y el Espíritu Santo también nos da testimonio; porque después que había dicho: 16 Éste es el pacto que haré con ellos: Después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré; 17 y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades. 18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesús, 20 por el camino nuevo y vivo que Él nos consagró a través del velo, esto es, por su carne; 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Ahora podemos entrar en la propia presencia de Dios como Hijos, limpios por la sangre de Jesús. Jesús nos dijo que si le amamos, entonces guardaremos su Palabra; por esa razón El dice que tanto El cómo nuestro Padre Celestial harán morada en nosotros. Dios mora en nosotros y eso no es cualquier cosa eso es algo monumental. Juan 14:21-23 Ahora, cuando seguimos su Palabra, entonces comenzamos a crecer espiritualmente hasta llegar a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. ¡Eso es grandioso, glorioso!!! Efe 4:13 Lamentablemente lo que sucede en muchas Iglesias es que los miembros se limitan a ser espectadores y oidores nada más y para colmo los lideres de esas Iglesias no les ayudan a ver qué es lo que Dios les ha dado, ha saber que como Hijos de Dios cuentan con el Poder del Espíritu Santo para obedecer el llamado de Dios, y eso les lleva a ser Cristianos mediocres, o como les llama Pablo en alguna de sus epístolas: carnales, como niños en Cristo. Heb 5:13-14, 1Cor 3:1 El llamado a amar a Dios con todo lo que somos y tenemos, así como amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es para todos nosotros, pero es algo que solo podemos hacer si hemos nacido de nuevo, aceptando el Señorío de Cristo en nuestras vidas. Una vez en Cristo, es Dios quien hace las obras a través de nosotros, Él es quién nos motiva a amar a nuestro vecino. De lo contrario nos gloriaríamos de “nuestros logros”. Si nuestro vecino no conoce a Cristo, el amor de Dios en nosotros nos motivará a compartir lo más importante en esta vida con él, que es el maravilloso amor de Dios. Si nuestro prójimo tiene hambre, está mal vestido, si está quebrantado, si está enfermo o preso, nos sentiremos impulsados poderosamente a hacer todo lo que esté a nuestro alcance por él. Y con el Poder de Dios en nosotros reflejaremos a Dios y podremos ayudar en verdad a los necesitados. La voluntad de Dios es que dejemos nuestra luz brillar, entonces El nos llenará de todo lo que le pedimos y necesitamos para hacer su voluntad. Mat 5:16 1Jn 5:14-15 Cuando hablo de leer la Palabra y de renovar y transformar nuestra mente con ella, me refiero a leerla todos los días, luego meditar en ella durante el día y la noche, TODOS LOS DIAS. Al principio es posible que pensemos que debe ser algo tedioso, o difícil eso de leer la Biblia de esta manera, pero si empiezas hoy, veras lo deliciosa que es, y luego querrás leerla más, será una necesidad maravillosa, así como alimentamos el cuerpo todos los día, alimentaremos nuestra alma todos los días también. Jesús dijo mis palabras son Espíritu y son Vida… Juan 6:63 es el Espíritu y la Vida de Dios lo que absorbemos a través de sus Palabras. Comienza por el Nuevo Testamento, léelo a diario, devóralo todos los días, léelo una y otra vez, veras que cuanto más lo lees más le sacas, lo realmente increíble es que Dios todo poderoso comenzará a hablarte desde el primer día a través de ella, su Palabra nos transforma y nos hace mas como Él… Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria como por el Señor, el Espíritu. No dejes de contarme como te va y que está haciendo Dios en tu vida… 2Cor 3:18
Bendiciones… Alejandro
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