Diciembre 2014
Hace unas horas me mostraron un afiche que leía: “Salvation for Dummies”, y donde sarcásticamente presentaban a Jesús tocando a la puerta de un corazón ofreciendo salvación y cuando la persona que escucha el llamado le pregunta ¿salvación de qué? Él le responde: de todo lo que te voy a hacer si no me abres. Seguramente diseñado por algún hijo del diablo, quise responderle así…
Jesús fue el único que resucitó de los muertos, ya que Buda, Confucio, Krisna, y Mahoma etc., murieron. Jesús también es el único que nos ofrece vida eterna a los que en él creemos. La vida de Jesús vibra en los corazones de todos aquellos “dummies” como yo que le hemos abierto la puerta de nuestro corazón: Jesucristo, fue el único que pagó por nuestros pecados con su propia sangre para salvarnos del infierno del mundo en que vivimos y del infierno que está preparado para recibir a todos aquellos que se deleitan en la iniquidad.
El sacrificio que Jesús estuvo dispuesto a soportar por amor a nosotros es difícil de describir porque realmente no sabemos cuánto le costó, aunque parte de su agonía y martirio lo podemos leer en los evangelios. Fue Jesús quien enseñó que Dios Padre, ha creado un hermoso Paraíso, donde ha planeado llevar a todos sus hijos. Es obvio para aquellos que pueden analizar la situación actual, que el mundo de hoy día ya es un infierno para la gran mayoría, enfermedades, deterioro de las familias a causa de la promiscuidad y las aberraciones sexuales del mundo de hoy, esclavitud, corrupción, violencia, crímenes, drogadicción, despropósito, desesperanza y un mundo que se enrumba hacia una nueva y terrible guerra mundial y gran tribulación.
Jesús nos enseñó que el diablo es un ladrón, destructor y asesino también, y que él y sus ángeles, están detrás de toda la maldad que vemos hoy.
Dios lo permitió porque es parte del proceso a través del cual debemos pasar para llegar a su Paraíso.
Lo que a nosotros nos corresponde hacer para ser hechos Hijos de Dios es en verdad abrir la puerta de nuestro corazón creer en Jesús y sus palabras de amor, entregándole nuestras vidas.
Después de lo que él hizo por nosotros, no es mucho pedir. así que en cierta manera, no es salvarte de lo que te haré si no me abres tu corazón, SINO SALVARTE DEL INFIERNO DÓNDE ESTÁS y adónde vas a terminar si por tu propia elección decides tirarle a la cara su amorosa invitación a su Paraíso Celestial y perderte eternamente…
Con cariño… Alejandro
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