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Transformados

Marzo, 2014


Al confesar a Jesús como Señor de nuestra vida, pasamos a ser nuevas criaturas; entendemos que somos Hijos de Dios.

Para darnos una idea de lo que eso quiere decir... al igual que un hijo de cualquier padre terrenal, pasamos a disfrutar de su apellido y heredar sus bienes. Esto nos llena de derechos, pero también de responsabilidades. Disfrutamos de la protección de su casa, de todas las riquezas de nuestro Padre gratuitamente, las cuales son infinitas, y pasamos a ocuparnos de las cosas de nuestro Padre Celestial. Comenzamos a parecernos a nuestro hermano mayor Jesucristo y participamos de su naturaleza. En la medida que transformamos nuestra mente a través de su Palabra y como dijo Él: las cosas que Él hacía también las podemos hacer nosotros y aún mayores... vivir en santidad, sanar enfermos, echar fuera demonios, compartir y enriquecer a los pobres, detener tormentas, resucitar muertos etc... A esto se refirió Jesus cuando dijo que su Espíritu Santo nos llenaría de su Poder. Y así como Jesús estando en vida en un cuerpo humano aquí en la Tierra, orando pidió a nuestro Padre que la unidad entre nosotros... el Padre, Jesús y nosotros sus hermanos fuera tan fuerte como la que hay entre Él, Jesús, y el Padre, tanto así que cuando le dijo a Felipe... el que me ve a mí, ve al Padre, quien nos ve a nosotros ve al Padre.

Lo interesante de todo lo anterior es que si no creemos en ello, no participaremos de las promesas mencionadas en esos pasajes, ya que todo lo que acabo de escribir es tomado directamente de lo que afirmo Él. Dios estableció en su Palabra que sin fe no le podemos agradar. Dijo que cuando venimos a Él, debemos primeramente creer que El está presente y a la ves que el es un dador a aquellos que le buscamos. Dijo que en caso de no creer, es mejor no pedirle nada, ya que Él no da a los que no le creen. Y otro detalle asombroso, es que con solo tener una fe del tamaño de un granito de mostaza, podemos pedir TODO lo que necesitemos no solo para nuestras necesidades sino para suplir las necesidades de nuestros hermanos aquí también... ¿Asombroso no?

Bueno, está claro que no tendremos ese tipo de fe si tratamos de conseguirla con nuestro propio esfuerzo, ni por mucho que lo intentemos, pero podemos recibirla como un regalo que viene de Dios, a través de escuchar sus Palabras. Entonces, la fe también es un don de nuestro Padre Celestial, al igual que nuestra salvación.

Y finalmente porque somos sus Hijos, pues reinaremos juntamente con Él, cuando venga a establecer su Reino aquí en la Tierra, un día que está por llegar relativamente pronto. Por todo lo anterior y muchas cosas más, no dejo de alabarle constantemente todos los días de mi vida con gran gozo, ya que todo eso se lo debemos a lo que Jesús hizo por nosotros cuando pagó por nuestros pecados en su Cruz y no por nada que hayamos hecho nosotros para merecer tan grandes riquezas, sino por su gran Amor... Aleluya!!!


Ahora, en caso de que estés pensando que todo lo que acabo de decir es mi opinión personal, léelo de la Biblia ...

Rom 10:9-10 que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; 10 porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. 2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Rom 8:15-18 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba Padre.

Rom 8:16-17 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos con Cristo; si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos también glorificados.

Gal 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre. 7 Así que ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.

Efe 1:13-14 En el cual también confiasteis vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación; en quien también, desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Rom 12:2 Y no os conforméis a este mundo; mas transformaos por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Jn 14:12-13 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre. 13 Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Hech 1:8 pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo.

Heb 11:6 Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.

Sant 1:6-7 Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor,

17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Jn 17:20-23 Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.

Dan 7:27 y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.


Bendiciones… Alejandro


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